miércoles, 30 de mayo de 2012
Mi Pequeño y tu.
Cuando miro su sonrisa, te veo en él, no sé si me de pena, angustia o felicidad, pero tenerlo es mi mayor bendición en la vida. Hablar con él hace que todo lo malo se olvide, hablar con él es volver a sonreír con la ingenuidad y la verdad que nunca debemos perder. Sus gestos, sus manos, su cara, su sonrisa, sus ojos... todo en ese ser, sabiendo que no eres tú, lo amo, y sé, en el fondo, que ustedes son mis mayores razones para enfrentar la vida, tu que ya no estás y él, que con su mano sobre la mía, me hace recordar y hace que todo aquello que no vivimos sea realizable junto con su sonrisa. Somos los tres, somos los cinco, para siempre.
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