Y leyendo lo que leo, fantaseando lo que leo, sólo una persona en la mente: tú.
Busco confesar que muchos años antes de haber estado juntos por primera vez, yo ya me imaginaba ese encuentro. Creo que tuve un sueño erótico contigo, envuelto en muchos gemidos y placer.
El asunto es que ahora que leo lo que leo, no puedo dejar de recordar-nos: tacto, piel, palabras.
Recuerdo cada roce, lo juro, cada palabra, cada caricia, cada beso, cada intimidad...
No me veo con otro, eso debe ser porque estoy locamente perdida en ti, aún. Aquél día que nos vimos, el abrazo más allá de abrazo buscaba tocarte con todo detalle, que mis manos recorrieran esa espalda para que no la pudiésemos olvidar. Yo tengo una adoración por tu cuerpo, algo que jamás me había ocurrido con ningún otro ser vivo, sólo tú, siempre tú.
Lo carnal, no lograrías dimensionar cuanto lo extraño. Extraño las palabras de dominación, me gustaría volver a decirte que "sí, soy tuya" y aún hoy, tras un mes y más, sigo siéndolo en cada parte de mi cuerpo, sigues viviendo tú, negándome a la idea de entregarme a alguien más, de que alguien más roce mis labios, apriete mis caderas y me roce junto a él... También me pregunto si no te enloquece la idea de que sea tocada y deseada por otro... ¿Sucede?... sigo queriendo sólo tus manos, tu boca y tu cuerpo sobre-encima-al lado, de mí, sólo tú, siempre tú.
Nos imagino constantemente en nuevas situaciones, en todo aquello que nunca hicimos, en todo aquello que nunca te dije que me hicieras y en todo aquello que nunca te hice. Pienso en que debí haberte dicho cuanta me gustaba la forma y el contenido de nuestra intimidad. Pienso en que debí hacerte todo lo que mi mente pensaba y que por verguenza callaba. Pienso en ese día en el que enjabonase mi espalda, debí meterte conmigo al agua.Pienso en esa semana solos, que malgastada fue con peleas y no con sexo (sí, puedo escribir sexo, lo que me cuesta es decirlo) Pienso en Valparaíso-Viña del Mar. Pienso en un cuarto de baño cumpleaños de tu amigo. Pienso en habitaciones adornadas en Santiago Centro, en tu cara cuando salí vestida con lo que luego pasaría a ser una vestimenta habitual de fin de semana... Pienso en tus palabras cuando me veías con esa prenda de vestir y pienso, sencillamente, en ti...y con todo pienso en tus palabras expresando el deseo, pienso en que siempre debí decirte que si, ¡SÍ! ...
Pero ya está, se acabó... y eso es lo que no puedo aceptar. Me pregunto si seré lo suficientemente fuerte para respetar nuestras palabras, esas que nos alejan. Mientras más lo pienso, más muero. Me doy cuenta de que no quiero, no quiero estar sin ti.. Me siento capaz de que afrontar todo, tus proyectos, los míos, pero juntos. Sola, me siento desprotegida al mundo, luchando contra la jungla podrida de Santiago Centro, puede que el hecho de estar enferma en cama con fiebre me provoque más amargo de soledad, pero quiero concederte el privilegio de ser él único hombre capaz de poseerme completamente ¿Por qué no se puede? Tuya, tuya, tuya, cuerpo, mente y corazón... hasta que el deseo diga lo contrario. Espero que para cuando el deseo me encuentra, seas tú, sólo tú, siempre tú, el que reciba mi cuerpo, completamente suyo.
Con un roce a tu oreja, sale mi voz, te susurro, te suplico y gimo:... Hazlo, por favor.