miércoles, 20 de junio de 2012
Los pequeños pasos.
La cosa fue así, estábamos los dos, tu ibas sobre mi y yo, toda complicada, trataba de tener todo en orden. Tú, el bolso, las cosas. No recuerdo por qué, pero el taxista nos dejó más cerca de la casa, recuerdo haber visto en su cara la expresión de compasión al ver mi rostro aproblemado al no saber cómo actuar ante tu leve llanto. Nos bajamos, caminé, y por esos azares de los sueños ya nos encontrábamos en una pieza. Llegaba mi madre, la santa madre, me retaba porque no me había percatado de tu vómito, era poco, pero peligroso, "no me di cuenta" le respondí yo, pensé que, claramente, por eso llorabas. Finalmente, y entre enojos de mi mamá, venías hacia a mi, tus pasos, los pequeños pasos más largos y más grandes que he visto en mi vida, venías hacia mi con una sonrisa, acelerado, con los brazos estirados, y yo sonreía, te abrazaba fuerte fuerte y te decía cuanto lamentaba mi torpeza al no poder cuidarte mejor, por afuera, mi madre nos miraba con una expresión que nunca logré entender. Te tomé entre mis brazos, seguías sonriendo, te recosté sobre la cama pequeña y azul, y mirándote, nos quedamos dormidos mientras te cantaba una canción y tu, sencillamente seguías sonriendo. Eras el niño más hermoso que he visto en mi vida.
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