Debería reconocer que con el tiempo me he vuelto más tonta, y no lo digo para que la gente sienta pena de mí, se ha vuelto un hecho comprobado científicamente por los estudios de mi vida. ¡Qué bajo he caído! La "tontera" debería ser una enfermedad tratada en el AUGE, quizás, muchos nos curaríamos y arreglaríamos el mundo, todos juntos, como dice la buena canción de Los Jaivas. Pensándolo bien, que el gobierno invierta en tontos como yo, no me parece tan mala idea.
Al fin y al cabo ser tonta está directamente relacionado con las malas decisiones que he tomado estos últimos años de mi vida, un ejemplo de ello, los últimos tres. Y ojo, no digo que antes era una Einstein en potencia, pero al menos sabía que dos más dos son cuatro, y que donde bailan dos, un tercero mira, y de pasadita, sobra.
Si hasta Mafalda lo dice: ¡Tonta!
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