Hace unos días atrás sentí temor. Ya no sentía las letras en mí. Asumo que no escribo grandes obras, sólo escribo para mí y, quizás, para aquel lector que por error, llega a un blog vacío en admiración contemplativa.
No sé, todo aquello que me rodea está lleno de "quizás". Siempre ha sido así, siempre lo será.
¿Qué es esa sensación de "necesidad a escribir"? Me parece tonta, vacía en si misma, no lo sé.
Lo que yo siento es un ahogo, ansías, una frustración, quizás, una desesperación... pero esa soy yo.
Y a las finales ¿quién soy yo?: una mujer con estados bipolares cuya vida gira, la mayoría del tiempo, en el pasado y en el pensamiento de "pudo ser y no fue" o "cómo sería si...". No soy más que yo, y ni aquellos que me conocen logran pre-decirme. Soy volátil, vivo en un nube, quizás, en un mundo paralelo, quizás como muchos, en un mundo propio, el mío, con constantes altibajos y contradicciones, lo que me hace ser tan inestable como, últimamente, es el clima de la ciudad de Santiago de Chile.
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